Entiendo que todos estamos cansados de escuchar, hablar y de pensar en la pandemia que vivimos en el transcurso del año 2020 y 2021. Fue un acontecimiento que nos tomó desprevenidos y que de cierta forma nos cambió un poquito a todos, principalmente en nuestra forma de pensar y actuar. Esto no sólo sucedió a nivel personal, sino que también en otros ámbitos: en lo social; afectados por la cuarentena, no pudiendo reunirnos con nuestros amigos y/o familiares, donde la tecnología jugó un rol crucial, puesto que a través de ella nos manteníamos en contacto con el mundo exterior. En lo político; hubo dificultades por parte de los gobiernos de los distintos países del mundo para poder tomar las mejores decisiones y medidas para enfrentar la situación que atravesaban y además para cuidar a su población. También tuvo un impacto devastador en el turismo, específicamente referente a lo económico, consecuencia de la caída drástica de la demanda y cierre de fronteras, afectando aerolíneas; dado que las acciones de las mismas se fueron “en picada”, hoteles y agencias de viajes. Además, millones de empleos desaparecieron en el sector.
De todo este caos, surgieron varios puntos positivos. Gracias a la cuarentena pudimos observar en los diferentes medios de comunicación la resurrección de la naturaleza, una caída significativa de los niveles de contaminación, producto del cese momentáneo de la actividad industrial y una evidente desaparición del tránsito masivo de automóviles, protagonistas de la rutina de la ciudad.
Debido a la situación que atravesaba el mundo, se puede decir que un tipo de turismo llamado Ecoturismo o Turismo Ecológico cobró vida. Este surge como una alternativa turística, el cual hace referencia al disfrute de ciertas actividades turísticas realizadas en la naturaleza, procurando su preservación, conservación, y minimizando el impacto ambiental. Para esto, las actividades se realizan con grupos reducidos de personas, con el fin de cuidar y mantener un equilibrio con el medio natural.
Algunas de las actividades son: cabalgatas, trekking, senderismo, ciclismo, observación de la fauna y flora, visitar reservas naturales de animales y áreas protegidas, y observatorio nocturno; a este último se le denomina Astroturismo y se trata de una derivación del turismo que tiene como principal actividad la observación del cielo nocturno con sus maravillas celestiales, y se realiza en espacios abiertos sin contaminación lumínica.
Existen otras derivaciones del turismo que se encuentran estrechamente relacionados con el Ecoturismo, para mencionar algunos: el Enoturismo; basado en la visita a regiones de producción vitivinícola, donde a través de una visita guiada por los viñedos y bodegas, se ofrece experiencias como la cata y el disfrute del vino, pero también brindan aprendizaje sobre el proceso del cultivo de las uvas y su transformación en vino.
Por otro lado, se encuentra el Turismo Aventura, que se fundamenta en actividades riesgosas y extremas, siendo para un público objetivo reducido con ciertas condiciones físicas para poder practicarlo. Cabe resaltar que este tipo de turismo implica la exploración o viaje a áreas que son menos accesibles, teniendo como resultado paisajes deslumbrantes y preservados.
Se trata de una excelente opción para viajes cortos o las famosas escapadas de fin de semana, donde se puede desconectar de la rutina de la ciudad y practicar una conexión con la naturaleza.
No es necesario pagar un costoso paquete de viaje para poder disfrutar de los beneficios que trae consigo el apreciar por un instante lo maravilloso del medio natural que muchas veces pasa desapercibido, así que… ¡te animo a que agarres una bicicleta y salgas a pedalear y respirar aire puro!
¡Nos vemos en la próxima edición de Sentir Viajero!