Ayer me comentaba un amigo, cuya hija es profesora de literatura, seguidora de Salto Sale (seguramente verá esta publicación), de que en una clase liceal, los alumnos desconocían la figura de Horacio Quiroga.
No voy a hacer énfasis en las causas, aunque tengo mi opinión al respecto. Pienso de que se debería realzar la figura de Horacio Quiroga a nivel urbano, apuntando a su trabajo para el público infanto – juvenil. Es raro que no tengamos en nuestro centro, y en nuestra arteria principal, una estatua mural, o monumento basado en su obra literaria. Y que bueno sería, como efecto referencial y de paisaje cotidiano, tener una escultura o pintura. Incluso con algunos de los personajes más famosos de su fauna literaria. Pensando sobre todo en las nuevas generaciones. Horacio Quiroga es un ícono de la narrativa. Pero hasta un ícono necesita el respaldo del ornato público, para ser conocido y perpetuar su vigencia.
